jueves, 18 de octubre de 2012

Indicadores de existencia de violencia familiar. La exploración de indicadores por el mediador.




Al evaluar los indicadores de posible violencia familiar, noto la predisposición del maltratado a actitudes de sumisión, miedo y de negación del conflicto, con relación al maltratador, y la actitud de soberbia, intimidación y de desaprobación de éste con respecto a aquel. A mi entender, el paso a seguir habiendo advertido tal situación es profundizar en la temática con el fin de corroborar tal situación de violencia y hacer luego las derivaciones que correspondan (terapia psicológica y/o intervención judicial), ya que el caso se tornaría en “no mediable” dadas las circunstancias que producen un desbalance de poder considerable entre las partes. Dicha intervención la visualizo en sesión privada con cada una de las partes por separado. La victima en primer lugar, en comediación (abogado-no abogado, especializados).

Al margen de las preguntas que aparecen en la ficha como guía para la detección de violencia, la 1º pregunta que le haría a la posible victima seria:

Med: “estamos realmente preocupados por Usted, María. ¿Se imagina cual puede ser la causa de nuestra preocupación?”
María: “si… (silencio y pesar en su rostro)”
Med: “sería de gran utilidad que usted nos cuente qué es lo que está ocurriéndole. Recuerde que estamos en sesión privada y todo lo que se diga aquí es confidencial. Sólo Ud. decide si después quiere hacerlo público ó no”

Luego sí procedería a formular el resto de las preguntas (las de la ficha), según el caso. Empezaría por las abiertas para ampliar información y las cerradas servirán para confirmar ciertos puntos del relato de María.

Para concluir, considero que al detectarse y confirmarse violencia doméstica es inviable la acción del mediador en la asistencia para la resolución de los conflictos tales como división de bienes, adjudicación del hogar conyugal, tenencia, visitas y alimentos. Dicha manifestación de violencia podría afectar también a los niños que tienen en común, por lo cual debe ser evaluada la posibilidad de abordar los temas relacionados con la parentalidad, sólo si el grado de violencia detectado no excede los limites lógicos que justifiquen la continuación del proceso de mediación.

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